Esta hazaña de la ingeniería humana sucedió en la tarde de este lunes. La nave, más pequeña que un automóvil, se estrelló a más de 20.000 kilómetros por hora contra su objetivo en el espacio.
El equipo de la NASA siguió segundo a segundo la trayectoria de la nave y su impacto desde el centro de control de la misión en Maryland, Estados Unidos.
La sonda se lanzó el pasado mes de noviembre desde California y tardó diez meses en alcanzar su destino final.
Este experimento impactó a una pequeña luna asteroide llamada Dimorphos de unos 160 metros de diámetro ubicada en un sistema de asteroides binarios que giran alrededor del Sol, a miles de millones de kilómetros de la Tierra.
La emoción del equipo de científicos e ingenieros de la agencia espacial estadounidense al observar la sonda estrellarse es evidente.
Lindley Johnson, de la oficina de defensa planetaria de la NASA, informó que esta tecnología es por el momento la única forma de defender la Tierra de un objeto que se aproxime al planeta poniéndolo en peligro.