Gabriel Enrique González, el papá del niño de cinco años que murió en una habitación de un hotel de Melgar confesó su crimen a los investigadores que llevan el caso.
El homicidio al parecer obedeció a un aberrante acto de venganza en contra de su exesposa, madre del pequeño Gabriel Esteban, quien se negaba a regresar con él.
El sujeto tenía todo fríamente planeado, el relato cruel y macabro de los detalles aterraron a los investigadores, así como la tranquilidad de su perturbador testimonio.
“Antes de llevarme el niño, me metí al baño de la casa de Consuelo y dejé la USB con el video, escondida para que no lo encontrara tan fácil. En ese video le decía que iba a matar al niño y luego me suicidaría”, señaló el asesino.
Además, dijo, refiriéndose a su expareja: “la llamé y le dije que buscara, que le advertí y no hizo caso, ahora ella también sería responsable”.
Tras el asesinato, el sujeto pasó tres horas junto al cadáver de su hijo, dando vueltas en la habitación, intentó suicidarse, pero no lo logró: “Cuando lo asfixié fui al baño, pero no encontré con qué ahorcarme. Así que tomé 40 pastillas que llevaba en un frasco y que supuestamente eran fulminantes, pero no pasó nada”, relató.
La frialdad del padre asesino se refleja en sus palabras: “No siento nada. Cuando murió mi mamá, no sentí nada. Cuando falleció mi papá, tampoco. Después de algunos días me puse mal, pero ahora mismo no siento nada”.
Justicia pedimos todos para el pequeño Gabriel.