La Industria Licorera de Caldas, gracias a su compromiso con el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, ha puesto en marcha diferentes proyectos deciencia energética, conciencia ambiental y cuidado de las fuentes hídricas en todo el ciclo de vida del producto, que permitieron que la huella hídrica tuviera una reducción del 58% durante el 2020.
“Un indicador muy importante al medir la Huella Hídrica es la cantidad de agua que se utiliza para producir una unidad de producto. En este caso, mostramos los litros de agua consumidos por cada litro de licor producido.
En el 2020 este valor fue de 0,81 litros agua/litro de licor, siendo un 58% menor comparado con el 2019”, asegura Andrés Borrero, director de Asuntos Corporativos de la Industria Licorera de Caldas.
Alineados con el ODS 6 de Agua Limpia y Saneamiento, la ILC ha forjado una estrecha relación con el recurso hídrico, incluidos los bosques, las montañas, los humedales, ríos y acuíferos, tanto así que desde hace varios años se ha dedicado a mantener y proteger más de 270 hectáreas, así como las 68 fuentes de agua que nutren a la Quebrada Manizales.
Adicionalmente, la Industria Licorera de Caldas cuenta con una planta de tratamiento de agua potable con la que se trata el agua que viene de la reserva para surtir las necesidades industriales y domésticas de la empresa.
En cuanto a las aguas residuales, además de cumplir con toda la normativa ambiental de vertimientos, se convirtieron en la primera empresa de todo el país en conectar las aguas residuales domésticas al interceptor de Aguas de Manizales, para lograr el saneamiento de la quebrada Manizales.
Así mismo, la ILC hace una acuciosa revisión anual de diferentes indicadores como la huella hídrica, para estimar el impacto y tomar decisiones que mejoren las prácticas. Esto ha permitido que la ILC identicara que la huella
hídrica operativa para el 2020 fue de 36.033,17 m3. Es de recordar que la huella hídrica está conformada por: la huella azul, que corresponde al consumo de agua utilizada en la producción; la huella gris, que hace referencia al nivel de contaminación a los cuerpos de agua dulce durante los procesos de producción y la huella verde que obedece a la oferta de agua
existente para la producción.
“El análisis de sostenibilidad de la Huella Hídrica del 2020 para la ILC indica que el proceso de producción de licores es ambiental, social y económicamente sostenible, ya que no afecta la prestación de bienes y servicios a la comunidad y tampoco interere con el caudal y equilibrio ecológico del ecosistema. Adicionalmente, de acuerdo con los indicadores del IDEAM, el índice de uso del agua es bajo”, agrega Andrés Borrero.