Harold David Gutiérrez Torres, de 10 años, quien se desempeñaba como recogebolas para ganarse unos pesos, jugaba al lado de una portería metálica que le cayó sobre su cabeza causándole un trauma severo que lo llevó a la muerte.
Testigos informaron que el arco no estaba enterrado sino que era provisional para la práctica de varios equipos que asisten al escenario deportivo entre semana para sus entrenamientos.
Organismos de socorro de Riosucio atendieron la emergencia pero era demasiado tarde, el menor murió en el lugar tras el fuerte impacto.
Líderes indígenas del sector pidieron más medidas de seguridad en esta cancha para evitar otra tragedia como la que enluta a una humilde familia de este poblado del occidente caldense.
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